D e acuerdo con la Organización Internacional de Migraciones hoy existen alrededor de 240 Millones de migrantes internacionales en el mundo. Esta cifra se dobló en la primera década de este siglo a razón de 4.6 millones anuales que ha bajado a 3.6 millones en esta década debido a la crisis económica global. La mitad de estas migraciones se la llevan diez países: Estados Unidos, Rusia, Alemania, Arabia, Emiratos Arabes, Reino Unido, Francia, Canadá, Australia y España.
Junto con los Asiáticos, somos los Latino Americanos la población que más ha crecido en número de migrantes,46% la década pasada en los países de la OCDE, siendo Colombia el tercer país de América latina después de México y el Salvador que más migrantes aporta con una tasa relativamente alta (10,5%) de lo que la OIM reconoce como cerebros fugados.
Al margen de esta realidad global, promovida en parte por los mismos países que se han venido quedando por envejecimiento de su población y por incremento de los estratos medios sin mano de obra para realizar las tareas básicas, la realidad, sobre todo cuando se recorre Europa, es que la población joven, fundamentalmente la Millennial, ve en la migración temporal más que un camino laboral definitivo, una experiencia fundamental de vida.
El famoso “Gap Year” o año sabático, tan común en la generación X como etapa de llegada una vez alcanzada la edad de pensión, es en nuestros jóvenes una opción a la que se accede como alternativa una vez se termina la Universidad o como está sucediendo actualmente, un espacio que se facilita para ahorrar de cara a un viaje un poco más largo.
Son miles los europeos que trabajan un mes en verano en alguno de los destinos mejor pagos como Inglaterra, Alemania e Italia para luego tomar su mochila e irse a recorrer países baratos como son muchos de los del sudeste asiático en donde hostales de 3 dolares la noche empiezan a entrar en la categoría de 5 estrellas.
Australia recibe miles de argentinos y chilenos que han descubierto que un mes en la industria de la construcción haciendo trabajo pesado puede significar entre US$5.000 y US$6.000 dolares que es un presupuesto más que generoso para irse a viajar por el mundo. En Colombia esta experiencia la ha narrado varias veces Christian Byfield, famoso viajero de la generación Millennial quien ya completa más de 5 años dedicado a recorrer el planeta entero, antes con sus ahorros ahora patrocinado por algunas marcas.
Existen dos modalidades diferentes que son alternativas baratas y que han crecido inmensamente en usuarios. La primera es WWOOF, organización que ha recogido la voluntad de los jóvenes de construir un mejor planeta, y que alrededor de plantaciones orgánicas, entrega capacitación, vivienda y comida a cambio de trabajo. Es un movimiento de voluntarios global que se propone enseñar como cultivar plantaciones sostenibles en más de 50 paises afiliados. La variedad de experiencias es infinita.
El segundo es Work Away, organización que cuenta con mas de 30.000 anfitriones en más de 170 paises y que promueve el voluntariado en las causas más diversas: educación, cultura, trabajo medio ambiental, trabajo con comunidades, etc. Work Away se ha posicionado como una de las más importantes impulsoras de trabajo en responsabilidad social captando así la atención de miles de jóvenes que quieren cambiar la forma de operar el mundo y aportar su grano de arena a aliviar la desigualdad.
Finalmente, si la intención es la de trabajo permanente, están de moda las alternativas de doble nacionalidad. España tiene todavía vigente por un año más una normatividad que le entrega, después de un trámite sencillo y unos 3.000 euros, su nacionalidad a todos aquellos que logren probar que tuvieron un descendiente judío que haya salido de España.
La loable intención del Gobierno español de resarcir el daño a los expulsados sefardíes no es otra, creo yo, que la de repatriar talento y mano de obra que va a necesitar este país europeo para manejar las preocupantes tasas de envejecimiento de su población y la negativa de sus nacionales a realizar tareas básicas que hoy en europa están haciendo casi que exclusivamente latino americanos, europeos del este, indios y asiáticos que han migrado por necesidad.
La movilidad global se ha vuelto parte importante de la experiencia laboral que logra demostrar el individuo de cara a un nuevo empleo. Estas experiencias, antes reservadas para algunos hippies que decidían romper paradigmas y gastar todos sus ahorros en una van para recorrer un continente, hoy son parte del ADN de una nueva generación a la que se le facilita recorrer el mundo, pero que trae de vuelta en su morral una gran cantidad de ideas, de amigos, de experiencias, de idiomas y de vida que nutren hacia el futuro su capacidad para cambiar la forma en como aquí se siguen haciendo las cosas.