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ay dos deseos recurrentes, entre los muchos que pedimos en este cierre de década ahora que empiezan las fiestas de fin de año: bajar de peso (obvio), con el consabido: este año si voy a hacer ejercicio, y cambiar de empleo o en algunos casos conseguirlo, si es que, como muchos, hace parte de ese desafortunado número creciente de buenos profesionales que en este país, desafortunadamente, engrosan por muy diversas circunstancias las cifras de desempleo.
Y es que, si usted hace parte de la media estadística de la población global que de acuerdo con los estudios que al respecto hace Gallup frecuentemente; 70% de la población laboral activa no se siente comprometida con su trabajo y quiere cambiar. Las razones son de muy diversa índole: no se sienten apreciados, no confían en su jefe, no admiran a su jefe, no se sienten bien pagos (aunque solo el 12% cambian por plata) o no ven oportunidades de carrera para mencionar solo unas.
La realidad es que, por una u otra razón, el cambio laboral hace parte de ese “futuro mejor” que todos queremos tener y que, aprovechando el fin de este “ciclo” (cualquier excusa es buena al fin y al cabo para ponerle fin a “un ciclo”) y por qué no, la maravillosa excusa del cambio de década, pues dejamos un poco al azar, un poco al destino, o un poco a dios, dependiendo de en lo que cada cual crea, el milagro de construir un futuro mejor que, para que seamos sinceros y prácticos, por lo mismo no sucede y nos encontramos el próximo año, otra vez afectados por las fiestas y el alcohol, rememorando lo que de nuevo, “no sucedió”.
Y es que mi experiencia me ha enseñado que, en este campo, como en casi todos, las cosas que pasan hacen parte de un plan intencional, en donde la estrategia y un plan consistente, la disciplina de ejecución, y la claridad de propósito, pueden de lejos más que el azar. Los que se ganan la lotería, solo hacen parte de una minúscula parte de la población global.
Así que, para retarlos un poco, les dejo algunos tips que espero sean útiles, si su voluntad de cambio es seria:
- Lo más importante para iniciar el camino es saber hacia dónde se quiere ir. La mayor parte de la gente con la que hablo no es capaz de responderme a la pregunta: ¿en qué empresa y en qué cargo quisiera trabajar?. La mayor parte de la gente me responde con un contundente: ¡estoy abierto¡. Esa genuina “apertura”, es real desde la perspectiva de que pudiéramos estar interesados en muy diversas opciones laborales, pero en la práctica es una gran justificación para no haber hecho la tarea de construir una lista corta de opciones que serían nuestro sueño ideal de empresa, de reto, y de compensación. ¡Es absolutamente crítico antes de iniciar el viaje de la empleabilidad, haber racionalizado hacia donde se quiere ir!
- Hay un acrónimo que ayuda mucho en el proceso de planeación: LIBRES (libertad, realización y sueldo). Libertad, que se refiere a la capacidad que tendremos de tomar decisiones sobre nuestro propio trabajo y de definir los límites entre el trabajo y otros aspectos de nuestra vida. Realización consiste en obtener satisfacción intrínseca del trabajo que se realiza, es decir reto, desarrollo y potencial de crecimiento. Finalmente, el sueldo es el nivel de ingreso, ajustado a riesgo, que pretendemos percibir. Es fundamental, antes de iniciar la búsqueda, haber definido qué estamos esperando de un trabajo frente a estos tres elementos.
- El tercer paso es foco: Una lista corta de empresas (con nombre y apellido) que son aspiracionales para usted. Se va a dar cuenta que en la mayor parte de los casos no sabe bien porque son aspiracionales, sino que usted asume que son buenas empresas para trabajar. Hágase la pregunta de qué es lo que le seduce de ellas e inicie su proceso de investigación a profundidad. No existe mejor forma para hacerlo que ir a la fuente: hablar con sus empleados actuales. Le apuesto diez a uno que una vez aterrice este ejercicio van a ir apareciendo compañías que usted no tenía en el radar.
- El cuarto paso, fundamental, es no arrancar el camino solo. Este es un camino para valientes y esto implica que se dé el lujo, de una vez por todas, de que la agenda a proteger aquí sea la suya. Así que libérese de una vez por todas teniendo las conversaciones que hay que tener con la pareja, los papás, los hijos, etc. No se trata de ser irresponsable, pero usted tiene derecho a soñar y siempre es mejor hacerlo bien acompañado y con el aval de los que lo quieren.
- Finalmente, el último paso es de mercadeo y la primera persona que tiene que creerse el plan es usted mismo. Somos generalmente muy duros con nosotros mismos. Va siendo hora de que crea en usted. Aproveche las fiestas y haga un chequeo rápido con todos aquellos a su alrededor. Pregúnteles que destacarían de usted. Se va a sorprender de la cantidad de cosas buenas que los demás ven en usted y que está subvalorando.
Lo demás, como todo en la vida, demás es trabajo. Es empezar a activar sus contactos. El 90% de las recolocaciones laborales se le deben a esa red de personas que lo estiman, creen en usted y están dispuestos a darle la mano o a presentarle a alguien que le va a ayudar. Suerte, este es su año.