U na de las industrias que más ha cambiado desde que ejerzo, hace ya 14 años en el mundo del reclutamiento ejecutivo, es la nuestra. A la par tal vez de la industria de los medios de comunicación, de la televisión, del negocio de la música y de todos aquellos modelos de negocios nacientes impulsados por la economía comunitaría, el mundo del reclutamiento ejecutivo ha cambiado drásticamente.
Hace 15 años el reclutador ejecutivo era el dueño de la base de datos, el más calificado para “encontrar” la hoja de vida adecuada. Hace 15 años el reclutador ejecutivo era un ágil bombero que apagaba los incendios que se causaban en los siniestros laborales; hace 15 años el reclutador ejecutivo era un buen generalista con capacidad de abordar por si solo proyectos en cualquier industria y función; finalmente hace 15 años el reclutador ejecutivo soportaba el eje de su trabajo en su cercanía, amistad si se quiere, con clientes que confiaban de manera personal en la eficacia de su gestión independientemente de la firma que los respaldara y del conocimiento puntual que tuviera en su industria.
Todo esto cambió. Surgieron Linkedin, Monster y muchas otras plataformas online que sacaron la base de datos del dominio privado y la hicieron pública modificando la ecuación de poder entre los candidatos y los reclutadores:ya todos eran visibles y por tanto con capacidad de gestionar de manera directa su marca personal sin tener que ser necesariamente “amigo” de un head hunter. Se abrió un canal directo entre empresas y candidatos que permitieron, sobre todo en gerencia media, desintermediar al reclutador profesional. Llegan los millenials con nuevas exigencias de cultura interna y retos profesionales; nacen las firmas contingentes dedicadas a gerencia media y baja y finalmente, el mercado local madura y se sofistica, asimilando prácticas internacionales con exigencias de que el reclutador profesional, más que un buen generalista, sea capaz de poner en la mesa equipos de especialistas que lideren sus procesos de consultoría de alta gerencia.
La rapidez del cambio, en mi caso, coincide además con un cambio drástico en la historia de CTPartners, empresa que había crecido de manera relevante a nivel global abriéndose un espacio entre los grandes y que habíamos ayudado a sembrar con éxito en los últimos siete años en América Latina. La tormenta perfecta que incluyó una denuncia por acoso laboral en New York, una metida de pata en los reportes del CFO, la renuncia paulativa de varios partners a nivel global, la caída del CEO y el fracaso en su sucesión, mas el ataque despiadado de un competidor que quería comprar barato ante la caída de la acción dieron, en seis meses, al traste con la firma que cerró puertas hace un mes a nivel global.
En esta etapa, mi reflexión de cara al futuro de la industria y de unos clientes que demandan conocimiento profundo de sus industrias y funciones, y que necesitan del apoyo de firmas de consultoría con capacidad de ejecución global, fue al final lógica: Spencer Stuart.
Siempre estuve del otro lado de la mesa, oyendo la historia de una gran cantidad de ejecutivos que por razones diversas tienen en diferentes etapas de su carrera la iniciativa de cambio que les permitan de alguna manera reiventar su carrera. Estos meses han sido una linda oportunidad de poner en práctica los consejos que alguna vez he dado. Independientemente de las oportunidades que genera el mercado, a veces incluso en escenarios tan complejos como el cierre de una operación, cambiar tiene que ser un proceso en donde se analicen todas y cada una de las variables que van a afectar el futuro profesional, la oportunidad de crecimiento y ligado a ellos por supuesto el mejor sitio para servir a los clientes, razón de ser de mi ejercicio.
Sé que tome la decisión correcta. Los socios, el equipo, la marca, las herramientas, el profesionalismo y la capacidad de gestión que tiene Spencer Stuart para acompañar a sus clientes atrayendo el mejor talento, le dan a mi carrera una oportunidad de crecimiento y una estructura de servir que me llena de optimismo y que por supuesto, pondré al servicio de ustedes que ahora, con mayor énfasis, siguen siendo la razón de mi trabajo.