Generalmente me alejo en mis artículos del tema político, apasionante sin duda y lleno de oportunidades de reflexión, pero en donde evidentemente no soy un experto y tengo el riesgo de aportar simples generalidades o caer en lugares comunes producto de vivir en una ciudad dramáticamente mal administrada. Hace unos meses le dedique un rato de reflexión a la administración del alcalde Petro, por el que siento una extraña animadversión (por malo), en un artículo que titulé: Petro: Manual del Gerente Incompetente, y boom este blog casi explota!. 8.500 entradas en un día, y las mas variadas, airadas y enérgicas protestas de furibundos Petristas que tacharon mis bien intencionadas críticas de clasistas.
La realidad es que meses después de mi incursión en la crítica política mi visión sobre Petro no ha cambiado, por el contrario, encuentro a diario mayores argumentos para acentuar mi sentimiento de frustración. Lo que si ha cambiado, es mi decidida intención de asumirme como ciudadano, que tiene que migrar de la apasionada crítica de cocktail, a la acción real y decidida con la única intención de aportar.
En una de sus muchas intervenciones Churchill afirmó estar seguro de que la Historia lo trataría bien. A la interpelación de la periodista de por qué estaba tan seguro, el político ingles contestó: Simplemente por que voy a escribirla!. Algo parecido nos tiene que pasar a los Bogotanos. No podemos seguir impavidos ante la resurrección política de nuestra alcalde (de manos de Santos que le debe unos cuantos votos y le entregó el salvavidas) y pasar a la acción crítica de aportar con argumentos, expresados después en las urnas con un voto reflexivo, frente a una ciudad que se está desmoronando ante nuestros ojos.
Hoy los estudiantes de los Andes no llegaron a clases. Un accidente en la circunvalar y otro en la séptima taponaron todo el tráfico vehicular del norte de Bogotá. Una hora y 45 minutos para llegar al centro. Tiempo idéntico para aquellos pocos que lo intentaron en carro, que para aquellos -los más- que lo hicieron en bus. Simplemente no había por donde pasar. Caos, falta de planeación, una policía de tránsito ineficiente, un carril nuevo – el de los buses- que igual que los otros fue inoperante. Y pongo el ejemplo de la movilidad – la movilidad “humana” de Petro-, porque es uno de los capítulos más caóticos, pero podríamos meternos a fondo en los problemas de seguridad, servicios públicos, vivienda, et, etc. Son muy pocos las areas en donde Petro puede sacar pecho.
Bogotá necesita un Gerente, el más capacitado. Ninguna empresa de mayor complejidad – por donde se lo mire- que nuestra capital. Y no es un tema de habilidad política (esa que todos le rescatábamos a nuestro actual burgomaestre) confundidos por su locuacidad. Es un tema integral que parte de la visión futura de ciudad, de armar un equipo serio (la izquierda no ha dado muestras de tenerlo), de montar en ese bus tanto al concejo como al Gobierno central, y sobre todo, y creo que este es el requisito principal, una probada capacidad de liderazgo que se ejerza con carácter para hacernos partícipes a todos de la solución.
Con 25.000 carros mensuales que salen de los concesionarios (50% se los come Bogotá), estamos lejos de tener una solución vial viable en el corto plazo. Así que una visión de futuro no sólo puede estar acompañada de vías y sistemas futuros de transporte masivo eficientes que sin duda deben ser parte de la solución. Estamos demandando un cambio de cultura. Un líder que tenga el carácter de bajarnos del carro -que es de todos el sistema más ineficiente-, y nos venda un esfuerzo colectivo para hacer un cambio masivo de hábitos que sin duda tallarán al principio como cualquier proceso de cambio, pero que en el largo plazo den espacio a una nueva forma de comportarnos (en este caso movilizarnos) en una ciudad que es para todos.
No me caso con ninguno todavía. Prematuro para afirmar cual de todos es mejor, aunque de plano descarto a la muy inteligente Clara Lopez que lleva a sus espaldas el sino de un partido que en tres alcaldías tiro por la borda el esfuerzo de una ciudad que venía por buen camino. Le he puesto mas bien los ojos al menos carismático de todos que es Pardo, pero que tiene los pergaminos, la habilidad política y el talante de líder que necesita una empresa de estas dimensiones. Tendrá que convencernos.
Lo que si no podemos permitir, es que esa ciudad en la que pegamos nuestros impuestos (incluido el de rodamiento que ironía), siga en manos de la polarización, la apatía y la falta de compromiso de ciudadanos que optamos por delegar hacia arriba muy frecuentemente en los menos capacitados para Gobernarnos.
Seremos capaces entre todos de escribir la historia?