Para mi ha sido un gran descubrimiento, se llama Daniel Coyle, autor de “Talent Code”, lectura que pasa a ocupar un lugar privilegiado en mi biblioteca de autores sobre Recursos Humanos, y que debería ser obligada también para quienes se inician como padres. Ya hubiera querido aplicar algunas de sus teorías en la educación de mis hijos, espero no haber metido la pata.
Coyle habla en su obra acerca de lo valioso de la repetición en la construcción de habilidades, y da valiosos ejemplos de cómo durante la infancia, a veces sin quererlo, y generalmente a través del juego, empezamos a construir algunas de las habilidades que nos permitirán enfrentarnos más tarde al mundo laboral.
Mas que la novedad de su teoría, sobre la que varios autores han escrito incansablemente, nos recuerda, y lo documenta estadísticamente, como la repetición de determinadas actividades, construyen en el cerebro circuitos adicionales (mielina), que se vuelven determinantes a la hora de fortalecer capacidades tanto intelectuales como físicas que se traducen luego en destrezas que nos hacen diferentes, mejores si se quiere, en variadas disciplinas.
Las recetas son infinitas en cuanto al tipo de actividad, pero la metodología siempre es la misma. La observación del maestro, la descomposición de la habilidad de éste en subprocesos de los que hay que generar consciencia, para finalmente desde la práctica lenta hasta la construcción de la maestría a través de la repetición, llegar a la perfección de una actividad cualquiera que esta sea.
Dos enseñanzas para el mundo del reclutamiento:
– Cuando se trata de contratar ejecutivos maduros, experimentados en una disciplina, la validación de la habilidad a través de la verificación de que el candidato lo haya realizado, muchas veces, es sin duda la mejor manera de garantizar estar atrayendo el talento adecuado,…es lo que llamamos experiencia no?.
– La segunda es que cuando se trata de contratar jóvenes “potenciales”, es tan importante la validación de su predisposición al rápido aprendizaje a través de la identificación de su capacidad para obtenerlo, como la certeza de que se le incorporará a una cultura en donde la exposición a una practica repetida de un que hacer, le permitirá a éste construir una nueva habilidad. El líder (superior jerárquico) , se vuelve entonces fundamental. Aprendemos de la observación (ejemplo) de a quien/es reportamos, pero la maestría sólo se logra a través y únicamente si los exponemos a que repitan, muchas veces, una determinada tarea.
Finalmente y en relación a quienes tienen bajo su responsabilidad la construcción de una cultura, es absolutamente clave ser conscientes, de que podemos tener estructuras lideradas por maestros en sus disciplinas, pero de nada nos sirve, frente a su futura sucesión, si no tenemos esquemas de acompañar y empoderar al mismo tiempo. Es la garantía, a veces a través del error, de ayudar en lo que Coyle llama el proceso de Mielinación Cultural.
Les recomiendo su lectura.