En el año 2002 los Atleticos de Okland batieron el record de las grandes ligas en la liga Americana imponiendo un record de 20 partidos ganados de manera consecutiva. Billy Beane (Brad Pitt en Moneyball), gerente general de los Atléticos, le dio espacio a la aplicación del modelo Sabermétrico, estructurado por un joven Economista de Yale (Peter Brand),que cambio radicalmente la forma de reclutar talento para la organización.
La teoría, que tiene algo de complejidad, o que al menos implica saber algo de beisbol para entenderla, se basa en pocas palabras en reclutar a aquellas personas que tuvieran un alto porcentaje de llegar a base, distinto y mas exacto que el promedio de bateo que por décadas fue y de alguna manera sigue siendo el indicador que privilegian las grandes ligas para medir la efectividad del jugador. En la práctica, el cambio de metodología le permitió a los Atleticos acceder a un talento más joven, infravalorado en el mercado, con retos de manejo frente a sus competencias personales, pero de alta efectividad. La teoría funcionó, y de tal manera, que un año después los medias rojos de Boston optaron por aplicar la misma metodología (incluso tratando de contratar a Beane que no aceptó) ganando su primera serie mundial desde 1.918.
La película es buena, obligada por supuesto para los reclutadores ejecutivos que muchas veces repetimos una y otra vez el mismo esquema;pero sobre todo es un llamado a la alta gerencia a mirar el talento con un lente que implica por supuesto mayores niveles de riesgo, que implica la construcción de habilidades organizacionales – sobre todo desde gestión humana para la segura inserción de talento diferente pero altamente productivo-, pero que al final garantiza la inserción de talento adecuado con una alta capacidad de impactar los indicadores críticos de la organización.
El mundo del talento está cambiando a una rapidez enorme y la estructura de valores de las nuevas generaciones van, necesariamente, a moldear la forma en cómo se mide, se valora y por supuesto se atrae el talento. El reto del mundo corporativo dejó de ser sin duda el capital. El mayor reto y por lo tanto el mayor riesgo, estará ligado a la capacidad de construir culturas organizacionales que den espacio a modelos operativos en los cuales profesionales que a los 24 años ya tienen doble titulación, muchas veces maestría, y que a su edad ya han recorrido medio mundo, encuentren un espacio para crear en organizaciones diseñadas por proyectos no por jerarquías, y con espacio suficiente para innovar a la velocidad con que esta generación suele hacer todo: a mil por hora. Seguramente en la “banca” estará su mejor pelotero.