“Justicia es el hábito de dar a cada quien lo suyo”
Ulpiano
Recientemente hablamos de la importancia de tener una política adecuada y coherente de marca empleador como mecanismo de atracción, sobre todo frente a las generaciones X y Y que son muy dadas hoy en día a revisar en profundidad la cultura organizacional como elemento vital en la toma de decisión de aceptación de un cargo. Herramientas como Glassdoor han facilitado esta búsqueda dándole espacio a los empleados para que hablen de la realidad cultural y de los valores de sus organizaciones, lo que hace que en muy poco tiempo aquellos elementos antes ocultos (pero conocidos internamente), se han hecho evidentes al público en general.
He tenido la suerte de manejar en general clientes para las que es un gusto reclutar, y en donde se sabe de antemano que estoy atrayendo talento para organizaciones que se preocupan integralmente por la persona. Desafortunadamente, en mi historial como reclutador ejecutivo, tuve también clientes (obviamente ya no lo son) que me vendieron muy bien “valores” culturales que trasmití a candidatos que con la misma ingenuidad mia, descubrieron al poco tiempo que la realidad interna era bien diferente, rozaba con el maltrato y distaba mucho de ser una experiencia que valiera la pena vivir: el daño sin embargo ya estaba hecho.
Este video, producido a las 4.30 de la mañana por Marina Schifrin para renunciarle a su jefe, mas que una creativa renuncia, es la valiente voz de protesta de todos aquellos que en algún momento de su carrera, han sentido maltrato, falta de consideración,e irrespeto por el ser humano. “Puse toda mi vida en este trabajo, pero a mi jefe sólo le importa la cantidad,cuan rápido escribamos y cuantas visitas genere cada video”. Irónicamente con más de 4MM de visitas Marina no sólo le renunció a su ex-jefe, sino que hizo de esta empresa de videos el paradigma del maltrato y la falta de respeto.
No todo es bueno en el mundo de las redes sociales, pero no podemos negar que la posibilidad de hacer evidentes las injusticias, y el dotar de poder al ser humano de hacer pública su voz de protesta en un mundo donde el discurso corporativo muchas veces no es coherente con las practicas de algunos de sus empleados nos da una luz de esperanza de que el mundo laboral esté también arropado por movimientos de “indignados” no dispuestos a callarse.