En filosofía política y sociología, el contrato social es un acuerdo realizado por los miembros al interior de un grupo como por ejemplo el que se adquiere en un Estado con relación a los derechos y deberes de sus ciudadanos. Se parte de la idea de que todos los miembros del grupo están de acuerdo por voluntad propia con el contrato social, en virtud de lo cual admiten la existencia de una autoridad, de unas normas morales y de unas leyes a las que se someten. El pacto social es la hipótesis explicativa de la autoridad política y del orden social.
El concepto evolucionó en el tiempo. Desde la concepcion Aristotélica de un orden político como extensión del orden natural, a Hobbes y Locke que nos introducen en un orden político construido desde la cesión de nuestros derechos individuales a políticos encargados de regirnos mediando un contrato que rige los derechos y obligaciones reciprocas. Hobbes cedía la individualidad a cambio de protección del soberano. Era un orden artificialmente creado para evitar, de alguna manera, que nos matáramos.
Locke años después retoma el concepto, pero se aleja de Hobbes en el sentido de que le quita algunos poderes al Monarca e incluye como necesario al Juez en el orden social. Alguien con capacidad de dirimir los conflictos, que es algo que se le puede salir de las manos a un monarca en el que se entrelazaban todos los poderes.Finalmente Rousseau nos habla de la renuncia voluntaria de nuestros derechos como ciudadanos, ya no por fuerza o sumisión sino a cambio de beneficios mayores inherentes al intercambio social.
Algo de historia para entender de donde viene el caos que hoy le da sustento a casi todos los sistemas democráticos de estados en donde actualmente, ya por herencia, hemos asumido los postulados del contrato social como fundamento de sistemas políticos que administran el futuro de nosotros los ciudadanos que como borregos hemos, tácitamente, aceptado un modelo que pareciera no estar funcionando.
Y no esta funcionando por que se violan de entrada algunos de los postulados fundamentales del modelo de Rousseau:
– Igualdad: Partimos de la base de que todos somo iguales, al menos ante la ley, derecho natural que adquirimos casi que por el simple hecho de existir. Falso. En este mundo de “igualdad” se sigue imponiendo la ley del mas fuerte. En un mundo predominantemente capitalista, la minoría con acceso a las bondades del capital (educación, salud, etc) impone al final sus condiciones, y a pesar de las pocas historias románticas tipo hollywood del niño pobre que labra su camino hacia la posteridad, la realidad es que llegamos en gran parte determinados por un sistema que desde la nutrición temprana y el acceso a sistemas educativos desiguales (para mencionar unas pocas), determina de una u otra forma las posibilidades de éxito futuro de ese individuo.
-Libertad: A excepción de los anarquistas que entienden la libertad como ausencia de coacción e imposición, los estados modernos se han encargado de ir constriñendo al máximo el campo de acción humana en defensa del “derecho del otro”. Hemos ido entregando la soberanía personal, delegando su regulación a nuestros “representantes” políticos que se han encargado de ir desdibujando nuestro campo de acción personal, todo en desarrollo desde hace mas de un siglo de la declaración Universal de los derechos del Hombre que invito a que repasen por que parece ,sinceramente, a un cuento de ciencia ficción: Que tal por ejemplo:”Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.” y colorín colorado…
-Justicia: Ficción humana que es nuestra mayor invención colectiva para administrar la relación entre nosotros mismos. Tampoco funciona. Es un buen intento de entregarle la potestad a un tercero de regular nuestra tendencia natural a arreglar las diferencias por propia mano, pero la realidad, es que lejos está de ser una estructura que resuelva nuestras diferencias de manera oportuna y “justa”, y no hablo por supuesto de Colombia en donde el aparato judicial sufre el mayor de los atrasos, la realidad es que funciona en general mal en todas partes.
Este caótico escenario se ha venido decantando en nuestro escenario local que pareciera admitir, alejandonos del famoso contrato, todo tipo de desviaciones individuales en donde se pasa por la faja el cumplimiento de la ley, en defensa de valores ulteriores, esos si muy Colombianos, y en donde el cumplimiento de nuestro contrato social es para unos pocos.
La Igualdad es una utopía que se compensa con dádivas estatales, con impuestos inequitativos y permanentes dictados muchas veces desde el exterior en defensa de los intereses de los más poderosos que previamente han financiado las campañas de nuestros dirigentes y que son por supuesto aquellos con capacidad de lobby para el manejo de sus intereses. Es una “igualdad” que no pone a pagar a cada cual en medida de sus posibilidades, sino que construye ricos por decreto, golpeando una clase media que ve como sus impuestos se van a un hoyo negro sin retorno porque siguen teniendo que pagar de su propio bolsillo la educación y la salud de sus hijos.
La justicia aplica sólo para aquellos sin capacidad de pagar un aparato judicial inequitativo e ineficiente, o al final, sin capacidad para pagar un tiquete de avión. Para los Arias, los Morelli, los Restrepo, los Hurtado simplemente la justicia no aplica. El sometimiento a la ley se ha vuelto una etapa prejuridica de absolución, en la medida en que ante cualquier tufillo de fallo en contra se apela a la “persecución” huyendo del país descaradamente por la puerta de adelante. Ley y justicia sólo para los de ruana.
Finalmente se nos ha entregado la libertad de elegir, pero somos gobernados por minorías por donde quiera que se les mire, que resuelven nuestro futuro a través de acuerdos en los que no hemos sido consultados. Es una libertad limitada por nuestras carencias, que nos obliga a obedecer sin refutar, a pagar una alta porción de nuestro salario como si estuviéramos en país del primer mundo, con retornos de valor imperceptibles para la gran mayoría de los ciudadanos de cualquier clase y condición que ve como terminan llenando las arcas de la corrupción y la ineficiencia estatal.
El concepto de contrato social es lindo pero el nuestro está fracturado y es hora de hacernos sentir!.