“El Derecho, expresión social acompañada de sanciones legales, manifiesta la ética que mueve las acciones en general, y a ella se subordina”-José Vasconcelos”
La discusión referente a la supremacía o no, de la ética sobre los ordenamientos jurídicos que regulan nuestros comportamientos sociales ha sido permanente. No es el abogado De la Espriella el primero que pone la discusión sobre el tapete, ni el último en tratar de puntualizar un divorcio entre ambos ordenamientos, que claramente no pueden confundirse, pero que a esta altura de la evolución social tampoco pueden distanciarse como si entre ellos no hubiera conexión en su propósito final.
Ambos, ética y derecho como diría Garcia Ramirez, han tratado de “enfilar la existencia humana hacia un horizonte de perfección”, utopía por supuesto de la que estamos bien lejos a pesar de algunas pocas conquistas que generan algo de ilusión en la raza humana.
Las diferencias evidentemente son muchas y de muy diferente índole: La ética atiende a la intima sanción de la consciencia, el derecho a la coerción y el castigo;el derecho mira el comportamiento exterior del individuo no siempre atendiendo a sus motivaciones, la ética revisa la intimidad, el motivo; el derecho como diría Kelsen “constituye un medio, un medio social específico, no un fin”;ambos pueden coincidir en el contenido de una norma, pero pueden diferir en la forma de exigir su cumplimiento.
Negar su conexión sin embargo es tonto, diría casi que peligroso en entornos como el Colombiano que pareciera darle desde hace un buen tiempo supremacía a lo jurídico y su técnica, sobre la ética y sus postulados, con las nefastas consecuencias que entonces empieza a generar el tener un ordenamiento y sus vigías,que se divorcian de una sociedad que claramente no comparte la forma en como se está administrando.
El preámbulo de la declaración Americana de los Derechos y Deberes del hombre del 48 dice: “Los deberes de orden jurídico presuponen otros, de orden moral, que los apoyan conceptualmente y los fundamentan”. En este sentido mantiene la misma linea de una gran diversidad de ordenamientos internacionales que se apoyan siempre en un dogma: la dignidad humana.
De toda esta discusión, al menos, sale algo en claro que vamos a tener que agradecerle al “ilustre” abogado que logró poner el tema en boca de todos: La crisis de la justicia en Colombia, tanto en su concepción (Congreso) como en su administración (Cortes), no es otra que la crisis ética de los peores representantes de una sociedad permisiva, pusilánime, egoísta y cobarde. La crisis de nuestros valores toco fondo hace rato. Estos señores no han hecho nada diferente que utilizar, tristemente al derecho como su escudo!.