Pocos personajes que hayan despertado tanto mi interés académico en el análisis de sus características de personaje público como el Alcalde Petro. Me convertí, o mejor, me convirtió en su apasionado contradictor, y no tiene que ver en absoluto con su filiación política, con su origen, con su pasado revolucionario; tiene que ver simplemente con su talante como “líder” y con su absoluta incapacidad para manejar una ciudad que se le salió de las manos desde el primer día de su alcaldía y de la que todos hemos sido sus víctimas.
Al margen sin embargo de mi evidente antipatía, le reconozco que lo que si logró en estos dos años fue escribir con maestría el Manual del Gerente Incompetente. He visto por supuesto en todos estos años de ejercicio como consultor de talento Gerentes de todo tipo, y claro, conocido más de uno en donde alguna de sus carencias destruyeron valor en sus empresas. Lo que me ha impresionado de Petro sin embargo, es la cantidad de debilidades gerenciales en una sola persona:
Visión: La confundió con creatividad, la adobó con demagogia e institucionalizo el populismo. No dio nunca señales de tener capacidad de modelar una visión de ciudad de largo plazo.Los principales problemas de Bogotá eran evidentes, lo siguen siendo: Seguridad, Movilidad, y Empleo. Transitamos con Petro de ciudades feudales sin autopistas, a modelos de recolección de basuras con zorreros que no saben manejar carro, a metrópolis de alta densidad con novedosas mezclas de estratos 6 y Vip, en fin, retazos de ideas sueltas;ensayo y error, total improvisación.
Equipo: Los lideres venden una visión, la defienden con pasión, y la operacionalizan con talento especializado. Los buenos gerentes no son especialistas, son porristas de equipos de ejecutivos con experiencia. Ningún equipo gerencial en la historia de Bogotá con mayor rotación. Perdió rápidamente a sus escuderos (Navarro y Garcia Peña), y de ahí en adelante vimos pasar una gran cantidad de funcionarios por las secretarías del Distrito con rotaciones de entre 5 y 6 meses, a veces menos. Imposible poner en marcha, así sean malas ideas, sin un equipo a su lado. Nadie se lo aguantó.
Comunicación: La venta de una ” visión nueva” demanda de una gran cantidad de pedagogía, la repetición continua de una idea, la explicación minuciosa de por qué vale la pena cambiar de rumbo. Petro es un buen orador, pero un pésimo comunicador. Confundió su evidente capacidad verbal, que le sobra, con una muy limitada habilidad para evangelizar, para explicarnos su obstinación frente a modelos que parecían absurdos pero en donde pudimos haberle dado un margen de error si le hubiera bajado a la soberbia, y dedicado más tiempo a explicarnos el por qué.
Capacidad de Escucha: Defiendo la obstinación. La defensa aguerrida con pasión de una idea,..pero que distinta es de la arrogancia. Su absoluta incapacidad para oír a los demás, para integrar ideas o al menos debatirlas le hubiera dado margen político para tener mejores relaciones , en general, con todo el mundo, pero sobre todo, tener espacio para pensar un poco más una gran cantidad de iniciativas, que con mucho tino han ido desarticulando la ciudad.
Liderazgo: Finalmente , creo cometió un último error monumental. Dividió la ciudad en buenos y malos, pobres y ricos, izquierda y derecha, norte y sur. Le dedicó su esfuerzo a pensar que no había forma de articular un mensaje de unión que en realidad no era difícil, Bogotá ya lo había vivido. Ya tuvimos alcaldes, que pasaron por locos al principio pero que al final nos convencieron de que podíamos dejar a un lado los intereses personales en pos de una ciudad grande, mejor, incluyente. Era simplemente mirar nuestra historia, la tenía a la mano.Su mensaje dista mucho de su “Bogotá del Amor”,..la suya sin duda siempre fue la del odio.
PD: Dicho lo anterior, me hubiera encantado ver salir a Petro como se lo merecía: Revocado, por malo; no destituido por un personaje que merece un capítulo a parte, pero que está en la misma liga de Petro, la de los incompetentes.