“Estoy encantado de admitir que he fallado en más retos que cualquier persona que conozco.” – Scott Adams
Frecuentemente hablo con profesionales que están buscando un cambio profesional. Algunos pocos, que estando en su trabajo actual quieren mirar alternativas, y otros cuantos – los más- ,que han salido de su anterior empleo y que en palabras de ellos “cumplieron un ciclo”. No se si lo leyeron en Vanidades o en Readers Digest, pero detrás de eso de cumplir el ciclo, generalmente hay una historia mucho más interesante que, no nos digamos mentiras,no debería tener el tufillo a “fracaso” que le quieren dar pero que no quieren admitir.
Lo pongo entre comillas, por que fracasar es algo bien relativo, si supiéramos primero aceptarlo, y luego aprovecharlo;pero, la realidad es que el fracaso es una sensación a la que le tenemos miedo por la sencilla razón de que no aprendimos o no nos enseñaron a manejarla y por que, por supuesto, está condicionada por una cantidad de paradigmas que son externos, pero que desafortunadamente asumimos como verdaderos.
Es muy interesante ver como en las entrevistas de trabajo nos apropiamos en primera persona y con orgullo de cada uno de los numerosos éxitos en que hemos participado,pero cuando del fracaso se trata, estos son generalmente atribuidos a factores externos: mala suerte, falta de liderazgo en el equipo,bla, bla, bla.
Arianna Huffington acaba de lanzar una iniciativa llamada El Tercera Métrica, tema que amerita sin duda un artículo por separado, pero que nace precisamente de su preocupación por el fracaso, y que viniendo de alguien que vendió su empresa a Time Warner en US$230MM suena a cinismo. Pues bien, a raíz de su separación, de su falta de tiempo para la familia y de su agotamiento, Arianna empezó a verse, en realidad, como una fracasada.
La Tercera Métrica es una iniciativa para incluir un factor adicional al Poder y el Dinero que parecieran haber movido la humanidad los últimos dos mil años. Es un movimiento que alienta al ser humano a perseguir con la misma desesperación con que buscamos estos factores, sueños en donde la familia, los deportes, los amigos, los hobbies y el descanso tengan un espacio real en nuestra visión de felicidad.
Evidentemente no sé cual ha de ser el camino correcto, pero siento genuinamente, que no deberíamos estar tan preocupados por el qué dirán, poniendonos siempre la máscara de triunfadores y mas bien ,asumirnos como seres que nos equivocamos y a los que no les debiera costar tanto admitirlo. De pronto la mejor recomendación puede ser la de Leo Babauta, autor de Hábitos Zen, que nos invita a ver nuestras decisiones no como escogencias finales sino como simples experimentos.
La ansiedad y parálisis -dice babauta- viene cuando la gente está preocupada por hacer la elección perfecta, y preocupado por no tomar la decisión equivocada. Si lo tomamos como un experimento, sólo estaremos tratando de ver qué pasa “. La próxima vez, seguro, nuestro experimento saldrá mejor pues tendremos mejor información.
O tal vez la mejor recomendación venga de Sir Winston Churchill que dijo que: “El éxito es ir de fracaso en fracaso sin desesperarse”.