Mi hermana es libretista de televisión, muy exitosa por cierto y siempre he admirado en su oficio el que, es tal vez, junto a la profesión de político y periodista, de los pocos trabajos en donde se está siempre al escrutinio de miles de personas. La calidad de su trabajo la mide el rating, y el televidente, que es en general bastante crítico, tiene el poder de manifestar la aprobación sobre su trabajo, simplemente presionando el control de la televisión. Es sin duda muy estresante.
En el caso de los políticos, el rating (las famosas encuestas de favorabilidad), es en muchos casos el termómetro de su gestión. Tienen ejercitos de comunicadores, periodistas y asesores especializados para medir su favorabilidad en las encuestas, y muchas veces, es su interpretación la que termina forzando el cambio, a veces de 180 grados, de políticas que afectan a toda una población.
En el mundo del oficio de reclutador ejecutivo, y no es muy diferentes al mundo de los servicios profesionales en general, la calidad del trabajo tenía como único juez a unos pocos interlocutores en la organización contratante. La capacidad de juzgar el éxito de la gestión del head hunter, estaba ligada casi que exclusivamente a que al final del proceso se tuviera un grupo de candidatos con los que la empresa se sintiera cómoda, con el agravante de que la empresa sólo tenía acceso al producto final pero total desconocimiento del proceso que se había realizado para llegar a dichos candidatos: era una caja negra.
La aceptación de esta metodología partía de la concepción del mercado de que eran lo reclutadores ejecutivos, los únicos con acceso a la información del mercado, y por tanto se les respetaba el que como dueños de la verdad, no quisieran desplegar sus fuentes de información. Sin duda tiempos pretéritos. Hoy la tecnología de la información ha dado acceso a los candidatos y el rol del reclutador ejecutivo no solamente ha cambiado, sino que el hacer visible el proceso se vuelve la pieza fundamental de la confianza que se crea con el cliente.
Esto lo entendió CTPartners hace un buen tiempo, y a través de Client Net, ( intranet de uso del cliente), se da acceso a la totalidad del proceso, validando de esta manera que la información no es nuestra sino del cliente, compartiendo desde la hora cero del proceso la totalidad de base de datos que no es nuestra sino del cliente, pero sobre todo compartiendo durante la búsqueda los ingredientes críticos a tener en cuenta para que el proceso culmine de manera exitosa.
El rol del reclutador ejecutivo se traslado a las arenas de la consultoría integral, el entendimiento de la estrategia del cliente y desde ahí al armado de un proceso de investigación que mapee realmente la totalidad de la masa apta en el mercado para asumir el rol que necesita la empresa. En el camino, este proceso empieza a arrojar una gran cantidad de información que el cliente necesita conocer: estado de compensación del mercado, poder de la marca y su cultura para atraer a los mejores candidatos, validación de competencias técnicas, etc, etc.
Las industrias son permanentemente moldeadas por cambios económicos o tecnológicos que implican necesariamente modificar la forma en como se entrega un servicios, y en las exigencias que se le hace a un proveedor. No tiene ninguna explicación que se plantee hoy una relación basada en la ignorancia de como se gesta el proceso de reclutamiento, como si siguiéramos en la edad media. Hoy, tanto la información del candidato,como la evolución del proceso, tienen necesariamente que ser compartidas con el cliente como única garantía de que el apoyo que damos desde afuera, esta en linea con los requerimientos de la posición. En CTPartners lo entendimos así hace mucho tiempo.