L a industria de reclutamiento ejecutivo por primera vez, desde que tengo memoria en el oficio, se comportó el año pasado de manera atípica. Esta industria siempre creció en línea con los ciclos económicos y ha sido históricamente muy dependiente de su comportamiento. El año pasado sin embargo, con una economía débil, vimos una demanda extraña por ejecutivos de alta gerencia como nunca antes.
Las razones no están claras, pero mi análisis es que lo atípico de su comportamiento tiene sustento en varios fenómenos que se están dando en este país: La primera razón es la muy humana tendencia a echarle la culpa de los malos resultados a los ejecutivos de turno lo que cobró varias cabezas el año pasado. La segunda razón tiene que ver con el profundo sismo que está afectando el mundo corporativo a nivel global respecto del cambio de los modelos de negocio. Nuestro país por supuesto no es ajeno a esta realidad. Aunque aquí todo llega más tarde, son varias las industrias afectadas. Finalmente, una muy clara transición de los grupos y empresas de familia (en Colombia son bien numerosos), hacia la atracción de talento externo ante una mala planeación de sus cuadros internos.
Hay factores adicionales que no son menores: La idea (no siempre cierta) de que el mundo será 100% digital necesitando por lo tanto talento que entienda del tema; talento experimentado en transiciones bruscas o remodelaciones mayores que implican experiencia en cambio organizacional y claras habilidades financieras; y la internacionalización que expone a nuestras empresas a salir hacia mercados externos o a manejar alianzas o potenciales ventas a actores internacionales. Todos estos ingredientes están por supuesto en el orden del día de nuestras juntas Directivas.
El año pasado, de acuerdo con estudios realizados por Spencer Stuart en los Estados Unidos entre las 500 empresas más grandes, 59 empresas nombraron nuevo CEO, siendo al igual que en nuestro país, la cifra más alta de los últimos diez años. La cifra de CEOs nombrados desde el interior también cayó desde el 90% en el 2016 al 69% el año pasado. El promedio de edad de los recién nombrados fue de 54 años y solo un 12% fueron mujeres.
El tema plantea sin duda reflexiones importantes de cara al futuro de la estructura ejecutiva de nuestro sector corporativo que debe incluir dentro del análisis no sólo porque los CEOS reemplazados van en aumento, sino adicionalmente el porqué del incremento de la renuncia de los mismos (73%).
En Colombia la mayor razón del incremento en la renuncia de los líderes ejecutivos tiene que ver con la relación del mismo con su modelo de Gobierno Corporativo. Son las Juntas directivas, su desempeño, su estructura y su modelo de gestión, las causantes las más de las veces de una difícil o imposible relación con sus Directores Ejecutivos.
Este tema en general se le dificulta de manera más acentuada a las empresas de familia. Si bien nuestro país ha avanzado de forma importante en la profesionalización de las Juntas Directivas, todavía estamos bien lejos de calificar bien frente a estándares internacionales.
Las juntas directivas hoy, deben estar conformados para individuos capaces de apoyar en lo estratégico al CEO, hacer parte de los comités especializados y tener habilidades de medición que aporten en la gestión. Son por lo tanto, generalmente, Juntas Directivas conformadas por especialistas frente a los temas críticos de la estrategia organizacional, especialización que además, hoy, el mercado remunera muy bien.
En este sentido vemos todavía muchas Juntas Directivas que en vez de apoyar, dificultan la gestión del Presidente de turno, se entrometen en la gestión del día a día, manejan una agenda propia (sobre todo cuando son familiares o accionistas) y dedican parte importante de la energía de la junta a impulsar discusiones que hacen más parte de la agenda propia que de la agenda de la empresa.
Por decirlo de otra manera, si bien hay CEOs que se retiran por edad, enfermedad o una validada deficiencia de competencias frente a la estrategia futura o la capacidad de liderazgo que impone el cambio, muchas veces estos se retiran de físico cansancio y desgaste de tener que gastarle tiempo más a manejar su junta directiva que a manejar los retos del negocio.
El mayor reto del mercado, que ya de por si plantea dificultades inmensas para crecer y para sobrevivir, es el de tener una sana composición de la Junta y madurez en su forma de operar, que permita apoyar al líder de turno para sacar adelante los retos de un mundo, que no nos digamos mentiras, es cada día más complicado.