N o creo en las profecías, pero aquellos que las siguen, especialmente las de Nostradamus, el famoso médico y astrólogo francés que escribió su libro “Les Propheties” (Las Profecias) en 1.555, aseguran que este predijo con claridad en su cuarteto 81 la llegada de Trump al poder: “El gran aullador, descarado y audaz, será elegido gobernador del ejército, la audacia de su diputa, el puente roto, la ciudad se desmaya de miedo”
Los mismos alertan sobre la interpretación más inquietante: “La trompeta falsa que oculta locura, causará que Bizancio cambie de leyes”. La palabra trompeta hace, según ellos, alusión directa a Trump, mientras que Bizancio se refiere a Estados Unidos. Esos mismos sabios anuncian la llegada de la tercera guerra mundial que involucraría a USA, Rusia y China y que duraría 27 años, justo después de la muerte del Papa que estaría próxima. Muerte, drama, terror, y crisis nos depararían las interpretaciones de su legado.
Menos mal no creo en las profecías y en el negro panorama que nos auguran. Creo que el hecho de que Nostradamus haya escogido el verso le permitió no sólo no ser quemado por la inquisición sino además que a cualquier cosa que haya dicho le quepan interpretaciones tan absurdas. Prefiero en este caso enfoques menos audaces pero algo más científicos como remontarse a la historia que es el método que usan en este caso Howe y Strauss para explicar lo que está pasando en el mundo.
Estos autores escribieron en 1997 “The Fourth Turning” (La Cuarta Vuelta), un estudio histórico de los hechos más relevantes y significativos de la humanidad y la forma como estos moldean cada una de las generaciones. Según los autores, en los últimos cinco siglos la sociedad Anglo Americana ha entrado cada dos décadas en una nueva era (una vuelta). Cuatro vueltas del saeculum (80 años que comprenden el periodo de vida normal de un ser humano) conforman ciclos que se repiten una y otra vez a lo largo de la historia y que por lo tanto sirven para predecir el comportamiento de la raza humana: crecimiento, despertar, entropía y destrucción:
Las crisis comienzan con un catalizador, un evento sorprendente (o secuencia de eventos) que producen un cambio repentino en el estado de ánimo. En nuestro caso, y damos por obvio que estamos viviendo una crisis, estos eventos se identifican con el atentado a las torres gemelas que marcaron el comienzo de una etapa sucedida por la guerra de Irak, la crisis financiera mundial, Isis, Brexit, y la llegada del señor Trump.
Lo interesante de su teoría, que validan con una gran cantidad de ejemplos desde la revolución americana hasta nuestro días, es que las generaciones, aquellas de las que hoy se habla tanto, son precisamente determinadas por esta serie de eventos que la globalización y la tecnología han unificado y que los autores identifican con cuatro arquetipos:
Artistas (Generación Silenciosa y Z): Nacen durante una gran guerra u otra crisis histórica, una época de grandes peligros, vida compleja y sacrificio personal. Los artistas crecen sobreprotegidos por los adultos preocupados por la crisis, llegan a la juventud como los adultos sensibles de un mundo post-crisis, se liberan como indecisos líderes de la mediana edad durante un despertar espiritual, y envejecen como ancianos empáticos. En virtud de esta ubicación en la historia, tales generaciones tienden a ser recordados por sus años tranquilos de la edad adulta y su liderazgo flexible y de consenso.
Profetas (Boomers): Nacen después de una gran guerra o crisis, durante un tiempo de vida comunitaria rejuvenecida y consenso alrededor de un nuevo orden social. Los profetas crecen como los niños cada vez más consentidos de esta era post-crisis, llegan a la madurez como cruzados de un despertar espiritual, y emergen como ancianos sabios que guían otra crisis histórica. Son moralistas invocadores de sacrificios humanos, nunca combatieron con uniforme sino con palabras y son venerados más por sus palabras que por sus hechos. Trump es un perfecto exponente de la generación de los profetas.
Nomadas (Generación X): Las generaciones nómadas nacen durante un despertar espiritual, un tiempo de ideales sociales y agendas espirituales cuando los jóvenes disputan el orden institucional establecido. Los nómadas crecen como niños desprotegidos durante este despertar, llegan a la mayoría de edad como jóvenes alienados en un mundo post-despertar, maduran como líderes pragmáticos en la crisis y envejecen como ancianos de posiciones duras.
Heroes (Millennials): Las generaciones de héroes nacen después de un despertar espiritual, durante un tiempo de pragmatismo individual, autoconfianza, laissez faire y chauvinismo nacional. Los héroes crecen como niños protegidos después de un despertar, llegan a la juventud como heroicos trabajadores en equipo de una crisis histórica, demuestran arrogancia en su madurez, y emergen como ancianos poderosos atacados por otro despertar. En virtud de esta ubicación en la historia, tales generaciones tienden a ser recordados por sus triunfos colectivos.
Creyentes o no de las profecías, indudable es que la llegada de Trump al poder con lo que su liderazgo encarna, retará gran parte de las creencias y postulados democráticos de este mundo en crisis. Paso de vencedores a aquellos a quienes la historia determinó como responsables de luchar por un nuevo amanecer. Demos la bienvenida a la era de los Heroes!.