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S oy un profundo admirador de la estructura académica que entrega la administración de empresas. Creo que debería ser casi que obligatoria como parte de la formación integral de cualquier individuo no importa la inclinación vocacional que este tenga. Al final todos los seres humanos, querámoslo o no, terminamos de una u otra forma metidos en la realidad de un mundo que nos obliga a administrar nuestras finanzas, vender y mercadear nuestros servicios y pagar impuestos realidades de vida que las facilita el pensum básico de la administración.
Tal vez sea esta la razón por la cual el MBA es de lejos, a nivel mundial, la maestría más exitosa con cerca de un 27% de participación de mercado. Cerca de 500.000 personas al año se gradúan en el mundo de un MBA, 120.000 de ellas sólo en los Estados Unidos que en el 2008 celebró el centenario del nacimiento de este programa lanzado en su momento por la Universidad de Harvard que lideró precisamente a raíz del aniversario una profunda revisión sobre los retos y necesidades del MBA del futuro.
La preocupación de HBS, tiene su fundamento en una validada falta de sintonía entre la formación que recibe el estudiante, y las necesidades de un mercado empresarial cada día más preocupado y cada vez más crítico por no estar encontrando en estos profesionales las respuestas y las habilidades que demanda los cambios que está sufriendo la economía. Algunos críticos como Warren Bennis, connotado autor y profesor de varias instituciones ha llegado incluso a afirmar: “Las escuelas de negocio están institucionalizando su propia irrelevancia por enfocarse en teorías que poca conexión tienen con la realidad de los negocios”.
Bennis hace eco a una importante corriente que empieza a imponerse en el sentido de que el sector académico pareciera haberse enfocado de manera desmedida en la construcción de habilidades de pensamiento analítico como competencia capaz de “validar” el funcionamiento de las nuevas ideas. El problema de esta metodología es que realmente muy pocas veces, en la historia de la humanidad, las invenciones y nuevos modelos de negocio han tenido una relación necesaria de causalidad con lo que ha funcionado en el pasado. Por lo tanto, el pensamiento analítico predictivo, es muchas veces la mejor manera de matar las ideas disruptivas que son las que hoy precisamente amenazan casi todas las áreas del conocimiento sin excepción.
En paralelo cambió también el consumidor que tenía como parte de su aspiración de carrera en el MBA el complemento perfecto a su pregrado. No sólo abría las puertas de un mercado laboral mejor pago que por años reclutó con afán a sus mejores exponentes, sino que además ayudaba a potenciar la carrera hacia posiciones de primer nivel que prácticamente exigían un MBA como parte de su curriculum. Esto también cambió. Se cuenta por miles los graduados de esta especialidad que no sólo no encuentran un incremento, lo peor es que muchas veces no encuentran puesto: Vuelta a casa de sus padres y dificultades enormes para pagar las deudas asumidas.
El Mercado ha empezado a premiar experiencia por encima de los rimbombantes cartones, sobre todo cuando estos van unidos a personas con las competencias adecuadas de liderazgo y trabajo en equipo que a veces parecieran salir distorsionadas de los muy “elegantes” graduados de las universidades de élite.
El problema parecería ser que al burocrático mundo académico, que diseñó el aún vigente pensum el siglo pasado, lo sobrepasó la velocidad del cambio, que apalancado en la tecnología y la información, dejó de ser un mundo organizacional determinado por silos en donde las carreras al interior se construían por función (finanzas, mercadeo,etc) y en donde el liderazgo era a veces sinónimo de saber navegar las aguas de estructuras jerárquicas.
De otra parte al mismo tiempo surgen las plataformas de entrenamiento virtual hoy utilizadas al interior de casi todas las organizaciones como vehículo para entrenar a su gente en competencias técnicas y en habilidades a precios diferenciales y diseñadas 100% a la medida de la organización. Vemos una presión importante de este sector hacia sus empleados a entrenarse por esta vía a menores costos, en vez de ausentarse uno o dos años para hacer un MBA.
Al parecer le llegó también la hora a las Universidades de revisar esta historia. Los factores de éxito combinan hoy programas enfocados en construir profesionales donde la receta del éxito se ha modificado sustancialmente: Globalización, una permanente capacidad de aprendizaje, una muy alta dosis de saber implementar lo que se analiza en el power point, y un alto énfasis en competencias de liderazgo que garanticen que además de capaz se es un individuo con los niveles de humildad, tolerancia, trabajo en equipo, flexibilidad e inteligencia emocional que demanda un mundo cada día más complejo. De lo contrario podríamos estar ad portas de ver, como ha sucedido en muchos negocios, también el ocaso del que fué la estrella del mundo académico.