“El mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años. El segundo mejor momento es ahora.” Proverbio chino
U no de los grandes problemas que plantea una economía en crecimiento, que ofrece alternativas laborales diferentes, es que frecuentemente desenfoca la estrategia de búsqueda de empleo. Este desenfoque suele ser mayor en la medida en que se adquiere madurez gerencial, se han vivido más y diferentes experiencias funcionales, y se tiene la percepción, valida entre otras, de que somos capaces de asumir roles diferentes en diferentes industrias.
La dificultad se resume para ser concretos en la respuesta a la pregunta: ¿Si pudiera escoger una empresa y un cargo, cuál sería?. Curiosamente, a pesar de que la mayor parte de la gente dice estar aburrida en su trabajo y busca un cambio, muy pocas son las personas capaces de contestar concretamente a esta pregunta. Es más podría decir casi sin temor a equivocarme que 8 de 10 me contestan: Estoy abierto!.
Esta “apertura mental “que habla de la disponibilidad a revisar alternativas laborales diferentes, en la práctica tiene implicaciones que desde el punto de vista estratégico plantea varios problemas:
– El primero es de enfoque; es dificil llegar si no sabe para dónde va. Para ponerlo en términos de “Waze” siempre hay una ruta más rápida para llegar al destino escogido, lo que implica por supuesto haber escogido previamente un destino. El mercado laboral opera de manera similar. En un mundo en donde el uso de redes, los referidos, las herramientas on line y los reclutadores profesionales cada día se especializan más, es vital la construcción de un marca personal de especialista que generalmente va unida a una ruta fija.
– El segundo problema es vocacional. La literatura gerencial no ha ahorrado apelativos a la inclusión del elemento pasional como mecanismo fundamental en los procesos de atracción del talento adecuado. Claro que se busca experiencia especializada, pero casi que con igual peso se busca que la persona escogida se le iluminen los ojos y encuentre en la opción ofrecida un proyecto que garantice su afinidad afectiva. Esta sólo se logra cuando realmente hay sintonía vocacional.
-El tercer problema es de mercadeo. La marca personal debe comunicar sin vacilación su capacidad para resolver necesidades específicas. Cuando nos paramos frente al mercado como grandes generalistas le restamos potencia a nuestro mensaje y debilitamos la capacidad de posicionarnos como solución concreta a problemas que por demás son concretos. Incluso aquellos que se han formado como Gerentes Generales van a batallar en un mundo de estrategias específicas que demandan habilidades probadas en la solución de este tipo de problemas.
Independientemente de las habilidades construidas, de la experiencia recorrida y de la infinidad de situaciones gerenciales vividas, la realidad, en un mercado que ha crecido y que sin duda ofrece opciones diversas, es que debemos estar siempre preparados para una venta de ascensor.
En nuestra capacidad para contar una historia en pocas palabras y transmitir nuestro próximo sueño laboral en pocos segundos, es en donde reside muy seguramente la eficacia y potencia de nuestro mensaje. Esto sólo se logra cuando le hemos dedicado tiempo a decantar nuestra experiencia, sincerar nuestro querer y tener identificado con nombre y apellido nuestro próximo sueño laboral.
No deje bajar a su interlocutor con un : Estoy Abierto!